jueves, 29 de abril de 2010

El placer de fumar (El Financiero 2003)

Para el cuñado Parra por los logros literarios
Hace unos días mi cuñado (un galardonado escritor) tuvo la oportunidad (“tuvo la oportunidad” es una mamarrachada pero le da elegancia al texto) de viajar al estado de California. Este es el momento de aclarar que el esposo de mi hermana es un hombre que fuma 47 cigarros al día y que cuando chupa, duplica la cantidad. Como el encuentro al que asistió era de gente afecta a las letras (que por definición es dipsómana) se llevó una dotación de veinte cajas, mismas que no pudo abrir al enterarse del trato que se les da a los fumadores en Estados Unidos, que es equivalente al que le daba don Pánfilo de Narváez a los indígenas.
Resulta que las leyes locales no permiten fumar en ningún espacio cerrado lo que determina que a la gente que avanza gozosamente hacia un estado etílico se le baje la peda con el frío de la madrugada ya que tiene que salir a fumar a la calle en lugares diseñados para tal fin y que recuerdan vagamente a los campos de concentración. En ésos espacios uno encuentra a la escoria social mientras los no fumadores que pasan observan la escena con repugnancia.
Desde luego uno podría concluir que si de hipocresía se trata, nos encontramos ante el primer premio, ya que un país que no permite el cigarro de esa manera, pero puede invadir a quién le dé la gana o educa a sus infantes para que a la primera materia reprobada se le arranquen a escopetazos a los docentes, tendría que revisar su decálogo de valores. Pero en realidad lo que más llama atención es el papel de leprosos en el que nos han adscrito a los fumadores en esta sociedad.
La gente que fuma no lo hace con gozo sino retorciéndose de culpa. Cada que uno saca un cigarro se imagina a los niños con enfisema, al dueño de la casa mentándonos la madre o al cardiólogo viéndonos con cara de ya valió. Es por ello que se han ideado una serie de artilugios para quitarse del vicio que, como está demostrado, no sirven para nada pero le proporcionan bálsamo espiritual a ésa lacra moderna llamada fumadores.
La primer alternativa terapéutica son las boquillas en las que se engarza el cigarro y que desgraciadamente no pertenecen al mundo moderno, sino a las películas de Cruela de Vil. Cuando un fumador saca su boquilla el resto de los circunstantes se le queda viendo con cara de qué mamón y no hay remedio, a menos que uno sea Conde, cosa altamente improbable en estos tiempos de plebeyez.
Otra opción es mandarse perforar las orejas con agujas; ésta técnica siempre produce sobresaltos ya que el interefecto llega a una reunión cargado de espadadrápos y uno lo primero que piensa es que sufrió un ataque de abejas africanas. A las tres cubas el agujereado se quita las curitas y se pone a fumar con cierta obsesividad, mientras echa un discurso acerca de lo fallido de las terapias orientales.
La tercera opción son unos parches color carne que parece que suministran nicotina al usuario. Me han contado que en el momento de retirarlos queda una especie de costra con pegamento que no sale ni con estropajo y que le da a uno mal aspecto a la hora de la intimidad. Además mi reportero informa que los adminículos producen ardor y una sensación como de preinfarto.
La última opción es la de los chicles de nicotina y tampoco es la buena ya que huelen a máscara de cartón del 16 de septiembre.
Por todo lo anterior es que parece que los que somos el último reducto deberíamos enfrentar con mayor dignidad nuestro problema y recurrir a argumentos más convincentes. Por ejemplo, empezamos primero a fumar que el resto a no hacerlo. Otra alternativa es firmar un armisticio en el que nuestras cartas negociadoras sean todo aquello que no nos parece. Así por ejemplo yo estoy dispuesto a dejar de fumar si la dueña de la casa mete en cajas su colección de cucharitas que tiene colgadas en la pared o la gente bonita deja de hablar como habla (por ejemplo llamando “niña” a una señora de cuarenta años).
Lo dicho: las cartas de negociación están en la mesa y me quedo esperando propuestas…

12 comentarios:

Guadalupe Covarrubias dijo...

A mi me vale un soberano cacahuate que la gente que fuma se muera de cancer en los pulmones! Cada quien su gusto y su presupuesto. A mi lo que realmente me quita el sueño son las colillas de cigarros en las coladeras de desague (conste que lleva puntos encima de la u pero...)y que van a parar al oceano donde a mi me encanta mirar atardeceres. Eso si me parece tragico!

Guadalupe Covarrubias dijo...

Una cosa mas...California es un privilegio!

Fabiola D la Cruz dijo...

Gracias por la información, en realidad tengo dos amigas que me han pedido que les ayude a investigar cómo, dónde y a quién recurrir para dejar de fumar por que tienen diversos problemas, tú información me desanima un poco porque no puedo decirles eso "que nada" les ayudará, pero creo que les puedo seguir diciendo "tontamente" que la fuerza de voluntad es importante.

Por otro lado transcribes tal cual tu blogs según la fecha publicada?... digo por la "pedradota" que me cayó.

Fedro Carlos Guillén dijo...

Gracias Guadalupes, por sus comentarios, la basura en efcto es otro tema. De california no tengo duda y el blog se arma con artículos que ya he publicado. Les agradezco a ambas

Wicket García dijo...

Y mientras leía el blog, me tomó por asalto el deseo irremediable de encender un cigarro.

Werther Volkhavaar dijo...

Yo tengo 6 semanas sin fumar y me pasó lo mismo, mi resistencia a dejarlo era mi "protesta contra la sociedad", saludos Don Fedro

Yo dijo...

Guadalupe Fabiola, lo mejor es que visiten a su médico tus conocidas que deseen dejar de fumar, y se les haga un diagnóstico sobre la mejor manera de dejarlo. Existe un medicamento que NO tiene nicotina, sino que inhibe los receptores de la misma a nivel cerebral y el fumador ya no recibe la recompenas mental que se siente al fumar, sino que simplemente el cigarro le sabe a lo que tiene que saber, no absorbe la nicotina y con un poco de empeño de parte de ellas, dejarán de fumar.
Funciona lo he visto en varios casos muy cercanos, un compañero de trabajo iba por las 4 cajetillas al día. Y ahorita ya está casi en un cigarro a la semana, mas por costumbre que por gusto.
Para que no suene a comercial el medicamento lo hace un laboratorio que hace años inventó una pastillita azul que anunciaba el rey Pelé para aquellos "con dificultais de ericson"

Fredo me encanta este blog y tener la oportunidad de leer todas tus columnas que ahora no puedo por vivir en donde no se publican los diarios donde salen.

Guadalupe Covarrubias dijo...

Funciona empujar a alguien a dejar de fumar? No es mejor que la persona lo decida y busque ayuda por si misma? Imagino que un fumador conoce de los riesgos tan bien como conoce el placer que le causa el cigarrillo, pero como en cualquier vicio, creo, la decision es muy, muy personal. Cincuenta por ciento de mis amigos fuman, y yo aun no logro entender ese placer de chupar aire caliente, con olor a escape de auto modelo "museo", terminar con aliento de dragon chino milenario y dientes como base de excusado de central camionera en pais tercermundista...pero en fin,a pesar de los parches, chicles y amigos, es un gusto y un derecho de libertad!

Fabiola D la Cruz dijo...

Gracias YO por el comentario, efectivamente nadie quién mejor que les pueda ayudar, acudieron a mí por la confianza que tenemos, la desesperación que tienen por sentirse rechazadas buscan a sus amigos para desahogarse, y creo igual que tú Guadalupe Covarrubias para lograr una cura de cualquier tipo el deseo que tú mismo lo desees es indispensable, ellas quieren hacerlo, desafortunadamente son de esas personas que solo esperan que las personas que las queremos les demos ánimosy decirles que sí pueden.

Fedro Carlos Guillén dijo...

El que quiera dejar de fumar mis bendiciones...yo no puedo pero les deseo suerte
Abrazo

ecapdeville13 dijo...

Yo sinceramente odio a los fumadores. Mis papás fumaban como locos y me mandaban a comprar su vicio a la tienda, por fortuna ambos han dejado el cigarro desde hace ya muchos años y estoy muy orgulloso de ellos. Pero no soporto a los que fuman, apestan el ambiente y además siempre avientan la colilla a la calle como si por arte de magia se fuera a desaparecer, así que molestan por todos lados, los reto a que demuestren UN solo beneficio de fumar (que no sea placer).
Que asco!

Elena Iduñate dijo...

Doctor leo sus comentarios, bueno lo que comentan sus lectores y no me queda más que decir como la niña de aquel chiste: "son mis pulmones no tus pulmones es mi problema no tu problema"
¿Fumar es malo? Si, ¿trae ningún befenicio? No
Honestamente no se que me parece más patético, tener un grupo de representantes del pueblo a los que se les paga para que jueguen el papel de voz de la ciudadanía, y que se dediquen a discutir temas como el matrimonio entre homosexuales, fumar o no fumar. Habiendo temas más urgente en los que se necesita legislar...
O ver pendejos y sin animo de ofender como ecapdevill14 que dice que "odia a los fumadores", ¿como se puede odiar a quien no se conoce? La verdad que si se puede, solo hace falta ser lo suficientemente indolente, lo suficientemente ignorante, lo suficientemente ocioso. Como respondí con anteridad, el cigarro es "malo" ¿y? Decía el hombresito este, supongo es hombre, que apestan el ambiente. ¡Que argumento tan más absurdo, tan más idiota! La quema de basura también apesta el ambiente, los pedos flatulencias o como quieras llamarle también apestan el ambiente. Hay persnas cuyo humo apesta el ambiente, coches que apestan el ambiente, ¿también los odias a todos ellos? ¿Molestan por todos lados? ¿"Los" retas a que demuestren un solo beneficio de fumar? Por favor, en efecto Doctor entiendo ahora con más claridad aquella publicación suya dónde habla de que el problema más allá de ser en relación a que se fume o no, es al pedo enorme que se hace por algo tan simple como un gusto, una manía si quiere, una actividad que es muy personal. En el desgaste de separar lo que no se había separado antes, "los fumadores de los no fumadores". Una nueva forma de segregación que no da lugar a la tolerancia y al respeto. Entiendo en sobremanera que para quienes no fuman, incluso para los que fumamos, en veces es molesto el humo del cigarro, ya sea propio o ajeno, pero no es necesario ser tan pendejo como para crear normas, o utilizar de una forma sumamente idiota la palabra "odiar". Es una cuestión de convivencia y de respeto. Tan sencillo como si sabes que fumo, vas a hacer una fiesta y me invitas a tu casa, ten la cortesia de permitirme fumar, si no, no me invites, nunca pedí tu invitación.

Doctor usted puso las cartas sobre la mesa y deja de fumar si... Yo no dejo de fumar porque no quiero. Porque muy a pesar de la múltipe progpaganda para eliminar a lo que al parecer hay idiotas que se atreven a considerar personas non gratas, Yo no dejo de fumar porque fumar me provoca placer. Y así no me provocara placer yo no dejo de fumar porque no quiero, sin necesidad de dar explicaciones a nadie. Y al que no le parece lo siento mucho. Yo no ando por la calle diciendole a la gente que por favor no abra la boca cuando solo es capaz de decir pendejadas, o pindiendole a algunas personas que se tapen el rostro porque el verlo es sumamente desagradabe. Ni exigiendo de los diputados y senadores que se bañen y se laven los dientes antes de salir o subirse al curul a representarme, en fin, Buenas noches, saludos al tío Luisito.