miércoles, 11 de noviembre de 2009

La marcha (El Financiero 2004)

A mí una vez me asaltaron; iba yo con cara de nada manejando mi auto por la calle de Cuba cuando se acercó un sujeto, abrió su chamarra y me enseñó tamaño pistolón. Muy quedito dijo: “dame todo lo que traigas en la cartera”. Le hubiera dado una hermana si fuera necesario pero eso bastó, el tipo de la cachucha se fue a asaltar a alguien más y un servidor llegó a su casa con un susto de la mismísima madre. Durante meses recelé de todo y todos y un día cometí la peladez de dejar a un señor que creo que conocía con la mano extendida porque me lo encontré en la calle y pensé que me iba a asaltar.
Vivir en una ciudad insegura, genera en los que la habitamos algunas estrategias definidas. Yo por ejemplo no voy a la Doctores ni a recibir herencia, cuando entro a mi casa y un auto viene atrás me orillo a la orilla y dejo que pase quedando como un pendejo paranoico. Finalmente cuando veo venir a un señor decidido hacia mí empiezo a rezar una Magnífica a pesar de mi ateismo congénito. Supongo que estos modestos mecanismos defensivos han permitido que el incidente con el cabrón de la cachucha sea el único de mi ya no tan corta vida.
La marcha fue un evento fascinante por donde se le quiera ver. Como se sabe el detonador fue una tragedia en la cual dos hermanos fueron secuestrados y asesinados por una banda de mal nacidos. El hecho (trágico y terrible) es parte de un fenómeno delincuencial que se ha extendido y que refleja las peores miserias de una sociedad. Luego vino un grupo de señoras ¿por qué no señores? que se quejaron de la inseguridad en Perisur y armaron un desmadre a la entrada. Ambos eventos fueron el fermento para que naciera la idea de una marcha gigantesca para protestar por la inseguridad en esta ciudad.
Me imagino tres posiciones asociadas a este evento. La primera es la de ciudadanos genuinos que, por cierto, desfilaron con tenis Nike y pants de marca. Lo anterior no me parece mal en sí mismo, así como los ricos también lloran, tienen todo el derecho a protestar en el momento que les dé la gana. Lo notable es la diferencia ya que uno asocia el concepto “marcha” con una bola de desarrapados desmadrosos e inclusive encuerados que van mentando madres y gritando consignas. Los asistentes a la marcha rentaron camiones en Bosques de las Lomas para bajar a la civilización y mostrar su descontento ¿hay algo de malo en ello? Por supuesto que no.
El segundo grupo es el de los sátrapas que sacan raja de la idea y la quieren capitalizar, ellos son los políticos de oposición que evidentemente se benefician de que la gente esté descontenta con las autoridades. Escuché a más de uno comentar que marcharía “en su calidad de ciudadano” o que “ya estaban hartos del gobierno de la ciudad (es el caso del PAN) o del gobierno federal (es el caso del PRD). Los medios jugaron el papel que siempre juegan marcando una línea editorial que no hacía más que azuzar a la gente para manifestarse. Me pareció impresionante la forma en que la nota roja ocupó más espacio que la guerra de Irak o el baboso de Beckham fallando penaltis. Que estrangularon a una viejita o que a fulanito de tal le bajaron la camioneta, todo en una semana.
Finalmente las autoridades cumplieron un papel bastante pobre desde mi punto de vista; en unos casos dieron la nota exclusiva de una captura de maleantes (omitiendo el nada omitible hecho de que esto ocurrió hace dos meses) o hablaron de intereses detrás de la marcha. Por supuesto que los hay, solo alguien muy ingenuo pensaría que no. Pero declararlo y de esa manera descalificar la movilización es simplemente un acto suicida que tuvo que ser enmendado ya tarde.
No sé si la marcha sirva de algo, tengo una cuñada que fue y llegó con quemaduras de tercer grado. Leí un cartel que decía “derechos humanos, no” “pena de muerte, si” y me quedé pensando que la lucidez de los marchantes debe ser muy desigual. En fin, espero que todo el asunto sirva de algo, que de eso se trata todo.