viernes, 25 de diciembre de 2009

Medios adulterados (Etcétera 2005)

Uno supondría que los autores intelectuales de los reality shows tienen que ser imbéciles. Sin embargo los índices de audiencia logrados, sugieren en realidad a tipos muy listos que han hallado un filón en la pendejez inconmensurable de los teleadictos. Lo anterior plantea una pregunta casi filosófica: ¿la estupidez de las propuestas televisivas tiene un efecto didáctico y abona a crear ciudadanos más idiotas? o en contrario, ¿los productores se han percatado de que las masas sufren formas benignas de retardo mental y acomodan de esa manera sus propuestas? No lo sé pero el asunto me resulta ligeramente deprimente.
En esencia el formato de cualquier reality show es elemental; juntar a una nube de imbéciles que buscan un premio y obligarlos a competir entre sí para ir diezmando la población como en la canción de los perritos. Se les puede situar en una casa y entonces ocurrirán cosas tan interesantes como verlos desayunar chicharrón con huevo o enjabonarse sus vergüenzas. Otro formato los sitúa a la mitad de la jungla prendiendo la fogata con palitos y el último que vi llevaba a tres parejas a una isla llena de buenones y buenonas que hacían todo lo posible por conocer a los personajes en el sentido bíblico para propiciar adulterios que luego se mostraban al cornudo por medio de una camarita. Uno más en el cual un hombre soltero y guapetón se enfrentaba a una docena de bellas a las que se fajaba alternativamente para luego expulsarlas y quedarse con una afortunada.
Cada que veo una cosa así me quedo muy estupefacto de que un señor tenga la idea, que la produzca, que haya voluntarios, que se transmita y finalmente que alguien vea estos programas. Ansioso de entender me sumergí en la red y encontré el siguiente comentario de un adolescente argentino respecto a un reality gringo llamado “Cheaters” (Infieles). He respetado las faltas ortográficas que dan cuenta superficial del descerebramiento que sufre este jovenazo y que son confirmadas por el contenido de su mensaje.

“CHEATERS :banana: alguien vio este programa?...esta increible, es por lejos uno de los mejores "realities" que vi!!...
basicamente abro este thread para ver de comentar algunos capitulos de esta serie ....
comienzo:
me acuerdo de un capitulo...jajajja... que hay un negro que cuando va a buscar a su esposa infiel a la puerta de un boliche se le cagan de risa todos y lo re gastan y le hacen chistes!!...jaja..que bueno...jajaja
ojo que este canal tambien tiene otras pavadas que son buenisimas...
PD: yo se que para los amantes del cine este thread es un delito, porque ustedes aman las cosas bien echas, pero bueno che, hay que agregarle una cuota de humor
Saludos!!!”
Este notable miembro de una generación más que perdida se refiere a un programa que se produce en Estados Unidos y recientemente fue adquirido en su versión doblada por Televisa. En él, algún voluntario lleno de sospechosismo (es menester usar los neologismos en estos tiempos de cambio) sobre la conducta de su pareja, escribe a los productores, si es elegido, recibe la visita de un señor que es guapetón y que le interroga respecto de sus dudas. El hombre o mujer contesta que su pareja fulanita de tal anda en malos pasos y se está cogiendo al vecino o a la jefa o a uno que no conoce. Lo que sigue es simplemente fascinante; un equipo de vigilancia con todo y cámaras sigue al protoadúltero en misión comando con el fin de documentar sus excesos carnales. Esto se logra inequívocamente en tres o cuatro días y acto seguido llaman a la pareja, la suben a una camionetota y le muestran la evidencia. La engañada o el engañado ponen cara de compungidos y se les comenta que en ese preciso instante su pareja infiel se encuentra dándole vuelo a la hilacha, por lo que se dirigen en su busca para pedir cuentas. Los desenlaces son genéricamente un vodevil en el que puede haber reclamos, bolsazos, mentadas de madre y muchas dosis de llanto salpicadas por frases de rigor tales como: “!yo que confié en ti¡” “¿pero cómo pudiste?”o “eres un miserable”.
El resultado final es esforzadamente patético y nos obliga a analizar esta tendencia de los medios a buscar esta crudeza en la eterna lucha del rating. Percibo una diferencia entre este programa y sus compañeros de arrabal. En el resto, los personajes que participan son voluntarios y han dado su consentimiento para ser filmados haciendo el ridículo en cadena nacional. En el caso de cheaters se trata de una invasión (probablemente ilegal) en la vida de las personas. El adulterio es un asunto privado y como tal debe manejarse. Resulta escandaloso que se pueda seguir impunemente a alguien, filmarlo y exhibirlo en una especie de picota moral sin que medie su conocimiento de lo que está pasando. La inmoralidad paradójicamente no estriba en los guiños adúlteros de tantas personas -que son inherentes al comportamiento humano y pueden tener explicaciones muy complejas- sino en este atropello brutal a la privacidad.
Exhibir públicamente un video o una grabación, como lo hacen con total impunidad y cada vez con más frecuencia los medios, es una prueba de que nuestra capacidad de poner freno a algún mínimo control a los excesos del gran hermano, es simplemente nula. Supongo que los antídotos tendrían que concentrarse no en los vetos (como algunos proponen), sino en la producción de televisión de mayor calidad. Sin embargo, las respuestas del público (es el triste caso de nuestro corresponsal argentino) son una muestra de que esta carroña tiene destinatarios específicos que encuentran “divertido” el proceso por medio del cual un hombre descubre a su mujer con otro y, en consecuencia, convierten este deseo de mejorar los productos televisivos en una buena intención que se ve tan cercana como la victoria del inefable doctor Simi en las próximas elecciones presidenciales.