lunes, 5 de octubre de 2009

El zoológico humano II (El Financiero 1996)

EL adolescente (Rinchojodon alstoni). El investigador austriaco Haine María Rilken escribió en 1914 su notable trabajo pionero en el estudio de la vida adolescente: Klau für sunstrassen gotünga --para los que no hablan alemán (como Manú Dornbierer, que sólo escribe en español, italiano, inglés y francés) quiere decir Una vida terrible; aunque la traducción no es literal ya que gotünga es una palabra de origen latino cuyo mejor significado es "chingada"--. Una de las principales conclusiones de Rilken --un hombre que tenía envidia peneana hacia el Dr. Freud-- es que el único rasgo positivo de la adolescencia consiste en que dura nomás seis años.

La corriente europea, comandada por Rilken, ha sostenido siempre que el adolescente "invierte tiempo y energía en debilitar la sociedad que le tocará subvertir".

De esa manera se explican las llamadas a los padres a las tres de la mañana desde la delegación de policía, los efluvios amorosos (léase fajes) en la recámara paterna cuando los progenitores salen de viaje y las miradas compasivas al padre cuando quiere hablar con él. Sin embargo, en Estados Unidos se generó una explicación alternativa basada en las experiencias conductista de Frederick Skinner. El doctor Arnaldo Matanzas --un emigrado cubano que salió de la isla disfrazado de prostituta durante el éxodo de Mariel-- realizó estudios de laboratorio en los que encerró a una docena de adolescentes durante dieciséis horas en compañía de un cura, una maestra, el jefe de los boy-scouts locales y un observador neutro para saber "la manera en que se establecían las dinámicas sociales". El experimento derivó en una tragedia ya que después de que el cura les habló a los sujetos experimentales de los diez mandamientos, la maestra les explicó la ecuación de la línea recta, y el jefe de los boy-scouts los invitó a jugar al rey "Chicharrín" y al rey "Chicharrón"; los adolescentes se amotinaron, violaron a la maestra, al jefe scout y luego al doctor Matanzas. La experiencia, sin embargo, parece determinar que la intención de este grupo, a diferencia de lo que plantean los europeos, es la de generar un asalto al poder.

Existen varias caracterizaciones de la especie adolescente y hay quien sugiere inclusive una categorización taxonómica al nivel de subespecie. Por un lado, se habla de los adolescentes que han transitado por las escuelas activas (García Michel y Freire, 1967) y que tienen hábitos muy específicos. A nivel externo este grupo se distingue por su apariencia, que es similar a la de un hombre que ha sido atropellado por un tren. En muchos casos los machos se recortan el pelo en la zona parietal y se lo trenzan con la licuadora. En otras ocasiones se ponen una gorra que recuerda las que utilizaban los rateros o un paliacate muy similar al del Siervo de la Nación. Utilizan un arete en la oreja y hablan pausadito, aunque no se sabe si esto es efecto de los pasones o porque se considera adecuado. Son de hábitos gregarios y se les ve en grupos en la zona de Coyoacán y en todas las manifestaciones culturales poco ortodoxas. Las hembras utilizan también arete, nomás que en la nariz. Sus posibilidades de indumentaria han tomado dos vías: o se arreglan como --se sabe-- lo hacen las tehuanas o, en contraste, se visten de negro como en las películas de Saura.

Otro estudio (Levario y Murillo, 1989) identificó a una subespecie diferente: la de los adolescentes que han pasado por escuelas bilingües o de monjas. Sigamos a Levario y Murillo en su análisis: "El principal rasgo que llama la atención es la manera en que esta subespecie se distingue por sus perversiones lingüísticas; además de utilizar un tono que en cualquier lugar sería calificado como estúpido *, insiste en llamar "niños" y "niñas" a gente que por diversas evidencias filosóficas es obvio que abandonó la niñez hace mucho tiempo. Los machos se peinan como la popular actriz norteamericana Doris Day y las hembras utilizan una madeja de tela para agarrarse el pelo, que se presume no sirve para nada ya que siempre la traen en la muñeca.

Que Dios los perdone.

*Hemos demostrado efectivamente que esta subespecie es estúpida.