Oye   me dijo el otro día una jóven que conocí en una reunión,    me gusta lo que escribes pero ¿por qué hablas de todas esas  cosas en la sección de cultura?   
El hígado se me hizo chiquito, pero como soy un cobarde,  traté de explicxarle que el concepto  de cultura es universal,  amplio y global y que todas las manifestaciones que realizan los  seres humanos, gremio dentro del que me incluyo, son culturales y  caben perfectamente en esta sección. Pero nones, me miró con un  escepticismo diabólico y, como a lo mejor ni yo me convencí,  decidí reflexionar en esta colaboración sobre la cultura nacional. A ver si así tranquilizo mi conciencia. 
Lo primero que salta a la vista cuando se analiza el  ambiente cultural de nuestro país es que está muy enrarecido.  Aparentemente existen varias opciones para el que diseña, crea o  califica una propuesta cultural, vamos a ver. 
El incondicional.  Este tipo de personaje ha mostrado a lo largo  de toda su vida su identificación plena con un grupo conocido de  intelectuales asociados a una corriente definida. Estos son los  Juanes Escutia de la cultura ya que están dispuestos a sacrificar  prácticamente todo por su lealtad a un grupo particular. ¿Qué les  tiran un cañazo? Pues responden de pie y con la cara al sol a la  carretada de insultos que le llueve a su partido. 
El independiente.  Este por lo general anda presumiendo que su  compromiso es con la verdad y no con grupos específicos. A la  hora de las denuncias resulta un poco cargoso ya que  invariablemente le  anda contando hasta a quien no le interesa  que su línea de conducta es intachable y que jamás ha cedido a las  insinuaciones de nadie. 
El independiente ardido.  Esta es una derivación de la especie  intelectual anterior. Sin embargo, sus motivaciones, lejos de ser  puras y cristalinas, obedecen a rencores milenarios. A este tipo  no le dieron una beca o le rechazaron una publicación y quedó  encendido por el resto de su vida. 
El profeta.-  Este es generalmente el padre de la conciencia  colectiva y  de sus palabras emanan las líneas de pensamiento que  siguen las cortes intelectuales de la nación. Esta es una variedad poco común ya que solo las lumbreras, recurso del que el país  anda escasón, pueden aspirar a tan alta investidura. 
El institucional.  Así como existe una Secretaría de Estado que  se dedica a los asuntos de la pesca y observa el estado que  guardan los huachinangos, existe  también una dependencia del  gobierno que se encarga de velar por las cuestiones culturales.  Esta es una oportunidad histórica ya que teatreros, escultores,  escritores y otros que tradicionalmente han engrosado las filas  de la miseria en el país, pueden acceder a un puesto dentro de la  burocracia cultural. Es decir, ya tienen hueso. A estos les  llueve en su milpa constantemente ya que se les acusa de algo así  como traición a la patria. Sin embargo, yo creo que son puras  envidias. 
En síntesis hay muchas opciones; yo tomaré, por lo menos en  esta ocasión y para que no anden diciendo, la de cronista  cultural de la sección cultural de un diario capitalino. Pero  después de pensarlo un poco creo que voy a renunciar a tan alto  cargo para seguir en el futuro hablando de mis cosas.
 
