sábado, 4 de septiembre de 2010

¿Es cultura? (El Financiero 1998)

Oye me dijo el otro día una jóven que conocí en una reunión, me gusta lo que escribes pero ¿por qué hablas de todas esas cosas en la sección de cultura?
El hígado se me hizo chiquito, pero como soy un cobarde, traté de explicxarle que el concepto de cultura es universal, amplio y global y que todas las manifestaciones que realizan los seres humanos, gremio dentro del que me incluyo, son culturales y caben perfectamente en esta sección. Pero nones, me miró con un escepticismo diabólico y, como a lo mejor ni yo me convencí, decidí reflexionar en esta colaboración sobre la cultura nacional. A ver si así tranquilizo mi conciencia.
Lo primero que salta a la vista cuando se analiza el ambiente cultural de nuestro país es que está muy enrarecido. Aparentemente existen varias opciones para el que diseña, crea o califica una propuesta cultural, vamos a ver.
El incondicional. Este tipo de personaje ha mostrado a lo largo de toda su vida su identificación plena con un grupo conocido de intelectuales asociados a una corriente definida. Estos son los Juanes Escutia de la cultura ya que están dispuestos a sacrificar prácticamente todo por su lealtad a un grupo particular. ¿Qué les tiran un cañazo? Pues responden de pie y con la cara al sol a la carretada de insultos que le llueve a su partido.
El independiente. Este por lo general anda presumiendo que su compromiso es con la verdad y no con grupos específicos. A la hora de las denuncias resulta un poco cargoso ya que invariablemente le anda contando hasta a quien no le interesa que su línea de conducta es intachable y que jamás ha cedido a las insinuaciones de nadie.
El independiente ardido. Esta es una derivación de la especie intelectual anterior. Sin embargo, sus motivaciones, lejos de ser puras y cristalinas, obedecen a rencores milenarios. A este tipo no le dieron una beca o le rechazaron una publicación y quedó encendido por el resto de su vida.
El profeta.- Este es generalmente el padre de la conciencia colectiva y de sus palabras emanan las líneas de pensamiento que siguen las cortes intelectuales de la nación. Esta es una variedad poco común ya que solo las lumbreras, recurso del que el país anda escasón, pueden aspirar a tan alta investidura.
El institucional. Así como existe una Secretaría de Estado que se dedica a los asuntos de la pesca y observa el estado que guardan los huachinangos, existe también una dependencia del gobierno que se encarga de velar por las cuestiones culturales. Esta es una oportunidad histórica ya que teatreros, escultores, escritores y otros que tradicionalmente han engrosado las filas de la miseria en el país, pueden acceder a un puesto dentro de la burocracia cultural. Es decir, ya tienen hueso. A estos les llueve en su milpa constantemente ya que se les acusa de algo así como traición a la patria. Sin embargo, yo creo que son puras envidias.
En síntesis hay muchas opciones; yo tomaré, por lo menos en esta ocasión y para que no anden diciendo, la de cronista cultural de la sección cultural de un diario capitalino. Pero después de pensarlo un poco creo que voy a renunciar a tan alto cargo para seguir en el futuro hablando de mis cosas.