viernes, 1 de enero de 2010

Apuntes curriculares (El Financiero 2001)

La búsqueda de chamba es un arte en sí mismo y tiene varias maneras de ser resuelta. La más mexicana y común es apoyarse en algún conocido que se haya colocado como Dios manda. Ése es el momento justo de recordar si uno de niño no cometió alguna iniquidad con el señor Subsecretario, le bajó a la novia o lo agarró a madrazos por alguna nimiedad. Si resulta tal cosa lo mejor es abstenerse, en caso contrario hay que organizarle al nuevo funcionario un desayuno de apoyo en el que, de preferencia, se deben mandar a hacer mantas que digan “¡Felicidades!” (y aquí el apodo del Subsecretario que puede ser Toñete o Pepetón), luego vendrán los discursos las anécdotas y ya para el final la repartidera de huesos.
Otra técnica muy propia de los tiempos modernos en confiar en los head hunters, cuya función en la vida es buscar luminarias laborales para ofrecerlas a las empresas como se ofrece la papaya maradol en la central de abastos. La más reciente evidencia de la calidad profesional de esos grupos de ejecutivos la encontramos en el gabinetazo que armó nuestro primer mandatario y en donde se aprecia que la aplicación de categorías científicas para nombrar burócratas puede ser tan certera como la puntería de Guillermo Tell en estado de ebriedad después de ocho botellas de vino suizo. Me imagino una gran sala de juntas en la que hay un grupo de muchachos impetuosos con el pelo engominado y sus palm en la mesa. Llega el entrevistado y le hacen preguntas del tipo siguiente: “usted se encuentra en una isla desierta y encuentra un baúl que contiene una caja de cerillos, una calendario de Gloria Trevi encuerada y un acelerador de partículas, ¿qué opción elegiría ? Acto seguido se le somete a situaciones extremas en las que hay que tomar decisiones: ¿usted canonizaría a Juan Diego? ¿exhumaría los restos de Fidel Velásquez? Las respuestas del sustentante dan pie para que se llenen unas plantillas en las que el veredicto final jamás se anuncia pero puede llegar en forma de una invitación de la corporación de tocinerías Don Fer para hacerse cargo de la presidencia ejecutiva.
Sin embargo, la más ortodoxa forma de conseguir chamba es y seguirá siendo pedir una cita con el responsable de los recursos humanos de cualquier oficina y acto seguido ponerse corbata y llegar con el currículum vitae bajo el brazo, ésta última estrategia siempre me ha parecido fascinante. Lo primero que se debe hacer es filtrar la información, así por ejemplo si uno era huevón y pasó la carrera de panzazo, se debe anotar “egresado de la universidad Fulanita de Tal, en cambio si se tienen menciones honoríficas, lo recomendable es ponerlas todas bajo la consigna de cuanto más mejor. Toda estadía en el extranjero es siempre muy bienvenida, así que si uno algún día de su vida visitó Italia y en el hotel en el que se hospedó había un curso de alfarería puede sin mayor problema escribir: “Diploma en Artes Plásticas por el Instituto Italliano di confezione e latiuca” y no habrá forma de que alguien averigüe la verdad.
Las fechas en la que uno desempeñó trabajos anteriores son siempre un escollo inevitable ya que si se aprecia que las estadías fueron de máximo diez meses, se encontrará uno ante la percepción del contratante en el sentido de que se es un badulaque incapaz de mantenerse en un mismo trabajo. Si por el contrario uno es respaldado por una experiencia de diecisiete años en una empresa quedará la duda de la falta de ambición y deseo de superarse. En ambos casos sugiero suprimir.
Otra forma de adornarse cuando se han engrosado las filas del desempleo es poner “consultor privado” cuando se nos pregunta cuál es nuestra posición actual. Como es ampliamente sabido los consultores no son otra cosa que gente sin empleo que se dedica a talachas diversas que pueden ir desde la instrumentación logística de la feria del mole, hasta la redacción de un manual para afinar un motor stearling.
La respuesta que nos den siempre es también inequívoca, cuando el encargado de las contrataciones nos dice “déjeme todos sus datos y nos comunicamos con usted, no es necesario que llame” uno debe salir con la idea concreta de que el asunto ya valió madre y ése es el momento adecuado de darle retoques a los apuntes curriculares para volverlo a intentar. Suerte.