lunes, 29 de marzo de 2010

Los consejitos (El Financiero 1995)

La gente, ante la desgracia, tiene la terrible maña de pedir consejos; platica con los amigos, escucha a los astrólogos, va con un cura o simplemente escribe cartas a la sección "consultorio" de alguna publicación periódica. Los resultados frecuentemente son lamentables: los amigos se embriagan, los astrólogos se visten como tías, los curas nos regañan y las secciones producen respuestas como las que hoy nos ocupan.

Esta es la carta que una persona anónima mandó a la famosísima sección Consultando el corazón a cargo de María Elena Madrid (segunda de Ovaciones, 19 de diciembre de 1994).

"Estimada Sra. María Elena:

Le quiero decir lo que me pasa en estas fechas navideñas. Con tanto trabajo, luego los gastos que no puede uno afrontar, también los hijos que piden los regalos y, para colmo, la tomadera del marido... me pongo con los nervios de punta. Yo me tengo que echar toda la cena, desde la ida al mercado, para conseguir todo más fresco y barato; nadie quiere ayudar y me dicen que me pongo insoportable. Es un cansancio horroroso y ya de final los hijos cenan rápido y poquito porque tienen que ir a cenar a casa de las novias o los novios y a mí me dejan con el pesado de mi marido que ya con sus copas lo único que hace es quejarse... que estamos solos, que qué triste es la vida y dale con lo mismo toda la noche y yo lo que quiero es irme a acostar, a descansar mis pies. ¿ Estaré demasiado neuras?" La respuesta es como sigue:

"Muy estimada amiga:

Tenga la seguridad de que si sus nervios están alterados, tiene buenas razones para justificarlo. El cansancio, en último grado, produce graves trastornos emocionales, entonces si usted se sobrecarga de trabajo en estas fechas, aparte de la hipersensibilidad que se produce en esta época romántica, en todos los que celebramos la Navidad y el fin y el principio de un año, se llora y nuestra parte sensitiva está a flor de piel con los recuerdos, obligaciones, gastos, trabajo y esfuerzo que demanda toda celebración, se convierte en un verdadero agobio un festejo que lo primero que debe existir es paz y una profunda serenidad; la comida y regalos, hasta donde la salud y el bolsillo toleren; medir el trabajo y controlar las emociones para NO amargar a nadie ni a nosotros mismos. Que el esfuerzo NO nos lleve a la neurosis que después reprocharán los que están cerca de nosotros y por los que hemos hecho el esfuerzo. Cuando tenga sueño, vaya a descansar o duérmase frente a su marido. Una bella y sencilla Navidad. Su amiga: María Elena".

De la respuesta anterior se desprenden varias consideraciones: a) La Navidad es una época romántica, b) nuestra parte sensitiva está a flor de piel, c) la sintaxis está en las profundidades del océano, d) se debe dormir cuando a uno le dan ganas.

Sin embargo, podría entender perfectamente que la mujer que demanda ayuda -- llamémosla la neurótica-- se sintiera decepcionada, ya que la única recomendación concreta es la de dominarse frente al borracho de su marido.

Una respuesta respetable y efectiva se sugiere a continuación:

Querida neurótica:

a) En estas fechas navideñas no gaste un centavo en sus hijos que, como se ve, son unos sátrapas.

b) Ponga alcohol adulterado en las botellas con las que su marido inicia la tomadera... Quedará completamente calvo

c) Si no la ayudan a hacer la cena, pida pizzas hawaianas.

d) Invite a las novias y a los novios de sus hijos para que coman despacito y en cantidades abundantes.

e) Corra al pesado de su marido de la casa.

f) Para no estar triste, baile el tema navideño "Qué lindo churumbel".

g) Frótese los pies con té de valeriana.

h) Definitivamente está usted demasiado neuras.

¿ No es mejor?