La presentación de un libro es lo más cercano a un festejo de quince años posible; que si alcanzará el chupe, que si el presentador viene ebrio, que si quién es ése buey, etcétera. La mía fue ayer y salió bastante bien. Llegaron los que tenían que llegar, todo mundo dijo sus palabritas (María mi hija se avergüenza si me elogian y cuando mencioné a Fedro mi hijo, adquirió el tono de un huachinango)y luego a la firmadera que es un trance doloroso, porque uno sabe que conoce a la persona que trae su libro a firma pero no recuerda su nombre y es momento de hacer el ridículo. Estuvieron amigos viejos y nuevos, aparte de gente que no tengo el gusto y avanzamos hacia terrenos de embriaguez olímpicos. Mención especial merece el equipo de Random, que hizo un cálculo muy menor de los libros que se venderían, cuando se acabaron un señor con cara de nada dijo "es que no traemos más"...ok.
En fin gracias a todos por su cariño
FCG
1 comentario:
Pues yo aun no me repongo de la cruda emocional, traigo el ánimo de chamaca gritona cuando va a esperar al artista al aeropuerto.
Tienes razón, una presentación de libro es como los XV años o una boda: todas son iguales, menos la de uno. La excepción hace que uno entre a un estado de idez, y a recibir abrazos y felicitaciones de sabe quien, que en otro contexto dispararía los niveles de paranoia.
Yo aproveché el momento para presentarte con mi esposa y externarte algunas chocanterías. Tengo la foto del recuerdo y una dedicatoria "de puño y letra" de una persona a la que admiro.
Salud!
PD mi blog es http://mechoca.blogspot.com
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